Wilhelm Reich (I): la psicología de masas del fascismo

La «gran depresión capitalista» de los años ´30 y el ascenso del fascismo

La «gran depresión capitalista» de los años treinta en Europa podía presagiar una revuelta social protagonizada por las organizaciones obreras y sindicales y por los partidos de izquierda. Pero por el contrario con el apoyo popular se produjo un ascenso de la extrema derecha, inspirada en el fascismo italiano, ascenso que se reflejó en los resultados electorales de julio y noviembre de 1932, donde el NSDAP, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, se consolida como primera fuerza, «un partido sin historia, que surge repentinamente en la vida política de Alemania», y que desembocará en el nombramiento de Hitler como canciller imperial el 30 de enero de 1933.

Estos resultados electorales le permiten a Wilhelm Reich comprobar cómo la situación social y económica de las masas no se reflejan necesariamente en la conciencia social de los trabajadores y se dedica, en «Psicología de masas del fascismo» publicado en agosto de 1933, a investigar las raíces de esta contradicción.

La matanza de Schattendorg

En una pequeña ciudad al sureste de Viena se celebra el 30 de enero de 1927 por la tarde una asamblea de militantes socialdemócratas. Antes de su comienzo un grupo paramilitar de extrema derecha dispara sobre los asistentes, matando a varios, entre ellos dos niños. Los asesinos huyen sin mayor dificultad del lugar. El ayuntamiento de la ciudad, de mayoría socialdemócrata, solicita al gobierno central encabezado por el derechista partido socialcristiano capturar y condenar a los autores de la matanza, así como la disolución de las organizaciones reaccionarias austríacas en activo, entre ellas la Heimwehr [2]. Una vez detenidos son juzgados y el 14 de julio del mismo año los magistrados asignados deciden absolverlos. . Al día siguiente del fallo judicial el partido socialdemócrata y la federación sindical convocan una breve huelga general de quince minutos pero ninguna manifestación de protesta. Pese a ello los trabajadores se concentran en las calles de la Viena Roja prendiendo fuego al Palacio de Justicia. La policía dispara sobre los manifestantes matando a un centenar de ellos. Wilhelm Reich presencia las cargas policiales en el barrio del Schottenring donde en ese momento estaba pasando consulta:

A las 10 de la mañana del 15 de julio de 1927, un médico vino a mi consulta para cumplir con su cita habitual de análisis. Me dijo que había estallado una huelga del Sindicato de Trabajadores de Viena. Varias personas ya habían sido asesinadas por la policía y los trabajadores ya habían ocupado el área interior de la ciudad. En este momento, interrumpí la sesión y caminé hacia Schottenring, muy cerca de mi casa [3].

La guardia paramilitar del Partido Socialista, la Schutzbund [4], se encarga de desconvocar a sus propios militantes en lugar de evitar la masacre. La orden de desmovilización le parece a Reich inexplicable, ya que aún en el caso de querer evitar un choque abierto con la policía los dirigentes socialistas estaban al menos obligados a proteger a los obreros, pero por el contrario ordenaron a sus tropas de seguridad acuartelarse, mientras la policía reprimía a los manifestantes[5]. Actuaciones como la de la Schutzbund, comentará posteriormente Reich, desembocará el 14 de febrero de 1934 en el derrumbamiento de la socialdemocracia austríaca promovido por estos mismos grupos reaccionarios que en 1927 habían llevado a cabo impunemente su primera actuación criminal en la pequeña ciudad austríaca de Schattendorf. Los sucesos suponen un punto de inflexión en el pensamiento de Reich y en su obra posterior, sorprendido también por la reacción de la masa: «Me maravilló la mansedumbre de la población. La multitud era tan fuerte que habría podido literalmente despedazar a los pocos policías. ¿Por qué la multitud miraba sin hacer nada, absolutamente nada, para parar la matanza? Me parecía incomprensible?» [6].

Decepcionado con los socialdemócratas adhiere al partido comunista austríaco donde una de sus primeras acciones como militante es crear, vinculada al área de cultura del partido, la Sociedad Socialista de Información e Investigación Social, así como poner en marcha las primeras clínicas de higiene sexual destinadas a la atención psicológica y social de trabajadores para la resolución y prevención de conflictos emocionales cotidianos. Esta actividad social abarcaba asesoramiento sobre métodos anticonceptivos, embarazos no deseados, consultas ginecológicas, talleres de lectura, conferencias y debates grupales. Los servicios eran gratuitos y estaban sostenidos por la iniciativa privada de los propios profesionales y por el personal voluntario, entre ellos médicos, sanitarios y estudiantes en formación. Las clínicas brindaban un trabajo de atención amplio que tuvo una gran acogida por parte de la comunidad, pero sujeto a las limitaciones materiales producto de las malas condiciones sociales que padecía la población, condiciones que como bien afirmó Reich están el origen de los malestares psíquicos y anímicos.

Peer Gynt en la «Viena Roja» [7]

 Wilhelm Reich nace el 24 de marzo de 1897 en Galitzia, en el oriente del imperio austro-húngaro. A los 23 años obtiene la licenciatura de medicina y la especialidad en neuropsiquiatría en la Universidad de Viena e ingresa en el Instituto Psicoanalítico de la ciudad. Al entrar en contacto con la obra de Sigmund Freud comenzará a interesarse por la función de la sexualidad humana más allá de la función de reproducción, profundizando en la investigación de las diferencias que la teoría psicoanalítica plantea entre «sexualidad» y «genitalidad» así como en el estudio de los cimientos epistemológicos construidos con conceptos —hoy día muy citados pero desconocidos en su pleno valor científico— tales como identificación, repetición, narcisismo, inconsciente y otros dos que son centrales en el libro que aquí presentamos: libido y represión.

Al año siguiente de su admisión en el Instituto expone su primera ponencia titulada «Conflictos de la libido y formaciones delirantes en Peer Gynt de Ibsen». A raíz de los acontecimientos de Schattendorg suma a sus investigaciones las obras de Karl Marx y de Friedrich Engels, articulando conceptos marxistas, que le permitan profundizar en el análisis del origen social de las problemáticas psíquicas, con conceptos psicoanalíticos que den cuenta del papel que ocupa la represión social y la economía sexual, resaltando que si la sociedad no ofrece las condiciones mínimas materiales de existencia la terapia y la educación serían tarea de Sísifo: ¿de qué modo podrá un terapeuta ayudar a los sujetos a liberarse de sus síntomas e inhibiciones psíquicas cuando la sociedad no ofrece las condiciones sociales básicas?

Observando las limitaciones y el desinterés del Estado en la atención de las problemáticas anímicas de la población Freud manifestó la necesidad de abrir centros de atención gratuitos para aquellas personas sin recursos para costearse un tratamiento:

(…) alguna vez habrá de despertar la conciencia de la sociedad y advertir a ésta que los pobres tienen tanto derecho al auxilio del psicoterapeuta como al del cirujano, y que las neurosis amenazan tan gravemente la salud del pueblo como la tuberculosis (…) Se crearán entonces instituciones médicas en las que habrá analistas encargados de conservar capaces de resistencia y rendimiento a los hombres que, abandonados a sí mismos, se entregarían a la bebida, a las mujeres próximas a derrumbarse bajo el peso de las privaciones y a los niños, cuyo único porvenir es la delincuencia o la neurosis. El tratamiento sería, naturalmente, gratis. Pasará quizá mucho tiempo hasta que el Estado se dé cuenta de la urgencia de esta obligación suya [8].

Freud fue redefiniendo su concepción de los trastornos psíquicos, dejándolos de considerar que fueran un problema exclusivo de los pacientes para analizarlos como un problema social más amplio, siendo por tanto la responsabilidad de la atención de las problemáticas mentales una cuestión que implica a toda la comunidad civil. A partir de este discurso que Freud pronuncia en el Congreso celebrado en Budapest en septiembre de 1918, miembros del Instituto Psicoanalítico de Viena fundan en 1922 la Policlínica Psicoanalítica, primera clínica gratuita del Instituto en la llamada Viena Roja conocida como Ambulatorium  [9] y destinada a la atención de trabajadores, estudiantes y personas sin recursos.

Terminada la Gran Guerra, una política de planes sociales del gobierno municipal para la construcción de viviendas, promoción de la cultura y asistencia social llevó a que la ciudad fuera conocida como la «Viena Roja».

En 1924 Reich, avalado por Freud, pasa a ser coordinador del «Seminario de terapia psicoanalítica» del Instituto y dos años más tarde codirector del Ambulatorium. La actividad de investigación teórica y militante articulando postulados psicoanalíticos y marxistas sumados a la publicación del libro «La función del orgasmo» [10] le genera a Reich resistencias a su trabajo tanto desde el campo psicoanalítico vienés como del entorno ortodoxo y burócrata del partido comunista. En 1928 la Federación Universitaria de Viena le invita a dar una serie de conferencias; una de ellas la titula «El sufrimiento sexual de las masas» con una gran acogida por parte de los asistentes y la segunda, «La relación del psicoanálisis y la sociología de Marx», puso en alerta al aparato del partido que envía un psiquiatra desde Moscú para presenciar la ponencia con el objeto de valorar los insistentes intentos de Reich de articular el psicoanálisis con el marxismo. El psiquiatra soviético consideró que el psicoanálisis no tiene cabida alguna en la lucha revolucionaria por ser una «ciencia burguesa». Esta sentencia supuso un terrible golpe al trabajo científico y militante de Reich que sostenía que no hay posibilidad efectiva de práctica clínica sin práctica política. Sus trabajos sobre higiene y economía sexual fueron considerados prescindibles ignorando que las propuestas de Reich atacaban directamente a los cimientos de la moral burguesa que el partido supuestamente pretendía combatir.

Viaje a la URSS

En septiembre de 1929, atraído por la experiencia revolucionaria soviética, viaja a la Unión Soviética para comprobar la valoración que allí se tenía del psicoanálisis más allá del juicio emitido por el funcionario ruso que presenció su conferencia. Durante su estancia en Moscú entra en contacto con Vera Schmidt, educadora infantil de orientación psicoanalítica[11], pudiendo comprobar las transformaciones sociales conseguidas por la revolución de octubre, tales como las leyes sobre el matrimonio civil, el divorcio, la interrupción del embarazo, la legislación del aborto, la eliminación de la ley zarista que condenaba la homosexualidad, la educación sexual, entre otras, pero pese a esos avances «en la existencia sexual objetiva se sentía la ausencia de una teoría sexual adecuada (…) era innegable que en la Unión Soviética no se había captado el carácter revolucionario de la teoría sexual psicoanalítica, se la rechazaba a causa de su aburguesamiento y esto tornaba aun más difícil su reconocimiento»[12]. En un periódico moscovita publica el ensayo «Materialismo dialéctico y psicoanálisis», obra clave en el pensamiento de Reich y una sólida apuesta intelectual por el encuentro entre marxismo y psicoanálisis, que paradójicamente terminará desencadenando su expulsión tanto del partido comunista como de las asociaciones psicoanalíticas.

Reich desarrolló su movimiento de política sexual desde la lucha contra el capitalismo y el fascismo; manteniendo una permanente crítica a la actuación de las organizaciones «progresistas» que desnaturalizaban los enunciados y proclamas que supuestamente ellas mismas defendían, intentó construir una teoría materialista, dialéctica e histórica que permitiera comprender y transformar la realidad social e individual basada en el estudio y análisis de la economía política y libidinal, mediante el análisis crítico de las instituciones burguesas: la escuela y la familia coercitivas, el ejército, la iglesia, los partidos políticos y los efectos de todas ellas en la psicología de las masas.

A su regreso a Viena, decepcionado con las posturas políticas del partido comunista austríaco sumada a la hostilidad que le manifiestan los psicoanalistas vieneses decide trasladarse a Berlín, donde espera encontrar un clima intelectual y libertario más propicio para su trabajo y poder así profundizar su investigación no solo en las particularidades caracterológicas de los pacientes sino fundamentalmente en cómo las condiciones sociales y culturales participan directamente en la génesis de las problemáticas psíquicas.


[1] Henrik Ibsen, Peer Gynt, Editorial Losada, Buenos Aires, 2007.

[2] Grupo paramilitar nacionalista que operó en Austria entre 1918 y 1936 inspirado en los regímenes de Italia y Hungría, que pretendía acabar con el sistema republicano parlamentario, objetivo que junto a otros grupos similares finalmente consiguieron. Véase Elisabeth Ann Danto, Psicoanálisis y justicia social (1918-1938), traducción de Rosalba Zaidel, Editorial Gredos, Madrid, 2013, p. 252.

[3] Wilhelm Reich, People in Trouble (The Emotional Plague of Mankind, Vol. II), Farrar, Straus and Giroux, New York, 1976, p. 23.[trad. de los eds.].

[4] Republikanischer Schutzbund (Liga de Defensa Republicana), formación paramilitar controlada por el Partido Socialdemócrata de Austria, creada tras la Primera Guerra Mundial, que en ese momento contaba con cincuenta mil efectivos bien armados y entrenados.

[5] Wilhelm Reich, op. cit., pp. 23-24.

[6] Wilhelm Reich, op. cit., pp. 25-26. Véase Luigi De Marchi, Wilhelm Reich, biografía de una idea, traducción de Secundi Sañé, Ediciones Península, Barcelona, 1974, p. 60.

[7] Terminada la Gran Guerra, una política de planes sociales del gobierno municipal para la construcción de viviendas, promoción de la cultura y asistencia social llevó a que la ciudad fuera conocida como la  «Viena Roja».

[8] Sigmund Freud, «Los caminos de la terapia psicoanalítica», traducción de Luis López-Ballesteros, Obras Completas, tomo VII, Biblioteca Nueva, Madrid, 1974, pp. 2461-2462.

[9] Elizabeth Ann Danto, op. cit. p. 17.

[10] Wilhelm Reich, La función del orgasmo, traducido por Felipe Suárez, Paidós, Barcelona, 1981.

[11] Pueden consultarse los cuadernos editados por Anagrama, dirigidos por Ramón García con textos de Wilhelm Reich y Vera Schmidt, Psicoanálisis y educación 1 y 2, Editorial Anagrama, Barcelona, 1973.

[12] Wilhelm Reich, La irrupción de la moral sexual, Editorial Homo Sapiens, Buenos Aires, 1973, p. 18.